Los niños y los pescados


El pescado es, junto a las verduras, uno de los alimentos más problemáticos a la hora de ofrecérselo a niños y adolescentes. Su sabor, poco atractivo para los pequeños, el hecho de que siempre se cocine del mismo modo, o sus incómodas espinas, hacen que se genere más de una discusión en la mesa. Pregúntate y pregúntales cuál puede ser la razón por la que rechazan el pescado. ¿Te identificas con alguna de las siguientes cuestiones?

No lo quieren porque tiene espinas

Para los más pequeños sobre todo, las espinas del pescado son un problema, por miedo a tragárselas o a atragantarse con ellas. La solución a este inconveniente es sencilla; ofrécele el pescado en filetes o en lomos siempre limpios de espinas, en lugar de en rodajas, por lo menos hasta que sean más conscientes de lo que están comiendo. Fíjate en la oferta de este tipo de presentaciones sin espina, ¡es inmensa!, sobre todo en pescado congelado (merluza, halibut, lenguado, emperador, colas de rape…), aunque estos mismos y otros más (perca, mero, rape, atún, bonito, chicharro…) también los puedes pedir en la pescadería para que te los preparen de esta forma.

¿No les agrada su sabor?

Si tu hijo es uno de los que se resiste a comer pescado por su sabor, tal vez te sirvan las siguientes ideas para que no dejen de comerlo. ¿Has probado a macerar los pescados con limón, aceite y hierbas aromáticas? ¿Y a acompañarlos de salsas diversas y de guarniciones variadas? Estas son unas formas prácticas y sencillas de cambiar el sabor del alimento. Y cuando vayas a cocinar pescado, ten en cuenta que hervido o a la plancha, su sabor y olor es más pronunciado, por lo que puedes atenuar o disimular su sabor, sin ocultarlo totalmente, de manera que tu niño lo vaya identificando y conociendo. Si acompañas el pescado con salsas (bechamel, mayonesa, salsa rosa, salsa verde…) o lo cocinas de diversas maneras (horno, papillote, escabeche, rebozado, empanado…), suavizas su sabor.

¿Te dicen que el pescado "no les llena"?

El tipo de proteína característica de los pescados, distinta que la de las carnes, hace que los primeros sean, en general, más fáciles de digerir, y eso es lo que explica que tu hijo o tu hija note el estómago "vacío" a las pocas horas de comer pescado. Aunque esta sensación depende también del contenido en grasa del pescado (los azules tienen más grasa, y su digestión es más lenta), de la forma de cocinado y de cuál sea su acompañamiento. Si cocinas el pescado al horno o guisado y acompañado de patatas, guisantes o arroz, como por ejemplo un jurel al horno con cebolla y patatas panadera, le "llenará" tanto o más que un filete con pimientos. Te animamos a que pruebes las recetas de pescado que te sugerimos.

¿Preparas el pescado siempre de la misma manera?

Tus hijos quieren ver platos y alimentos diferentes, divertidos y con color. No les atrae el típico filete de lenguado al horno o las ruedas de merluza rebozadas, sin color y sin nada que llame su atención. Piensa en cuáles pueden ser las alternativas: cambia la preparación, la condimentación y la guarnición que acompaña al pescado y cocínalo de forma que les resulte apetecible.

Por eso, resultará muy útil que prepares guarniciones que alegren el plato, como unas verduritas salteadas, unos pimientos verdes y rojos mezclados, o unas gulas y unos palitos de cangrejo. También puedes preparar salsas, como una salsa americana (elaborada con hortalizas, arroz y caldo de pescado) o una salsa rosa (una simple mezcla de mayonesa y ketchup) que además de alegrar la vista, hagan el sabor del pescado más agradable para los niños pero sin camuflarlo del todo.

Si esto no es suficiente, puedes presentar el pescado de un modo diferente como en originales brochetas donde lo combines con hortalizas como tomatitos enanos, pimientos o berenjena. También puedes asarlo al papillote. Para ello has de preparar pequeños paquetes de pescado envuelto en papel de aluminio que introducirás en el horno. Deja que tus hijos participen en la elaboración de los paquetes de pescado. Es más probable que se animen a comerlo ya que ellos mismos lo han preparado.

Y, ¿por qué no incluyes el pescado dentro de sus platos preferidos?

Es difícil que niños y adolescentes rechacen un plato de pasta o arroz, por lo que has de aprovechar para ofrecerles, por ejemplo, un plato de espaguetis con atún y gambas, o una suculenta paella que cuente con el pescado entre sus ingredientes. Empanadillas, croquetas, buñuelos, albóndigas, pizzas, flanes de pescado, lasaña o canelones, en tortilla, en ensalada, con salsas diversas, con patatas, acompañado de verduras, frito, a la plancha, al horno, a la parrilla, relleno… Con una pizca de ingenio, un pescado se puede convertir en un plato muy apetitoso. ¡Ánimo!

Todas estas ideas pueden resultar útiles para que tus hijos se vayan acostumbrando al sabor y a la textura del pescado. Una vez que hayas conseguido esto, es importante que también consuman pescado como tal, es decir, sin formar parte de otros platos. En este caso no has de olvidar acompañar al pescado con una guarnición preferiblemente vegetal, así como elegir las piezas que menos espinas tengan, como filetes sin espinas o lomos en vez de rodajas.

¿Cuándo se introduce el pescado en la dieta infantil?

Hay distintas opiniones acerca de la edad a la que se aconseja introducir el pescado en la dieta, aunque existe consenso en que a partir de los 9 meses todos los bebés pueden y deben comer pescado triturado con el puré de verduras varias veces a la semana, en sustitución de algunas tomas de carne. Antes de esta edad existe un riesgo mayor de que el bebé sufra alergia al pescado y si tiene antecedentes familiares de alergia alimentaria, el pescado se ha de posponer hasta el año de edad. Se aconseja comenzar por pescados blancos (merluza, lenguado, halibut, bacalao, platija, lubina, pescadilla, gallo...), y se recomienda tener mucho cuidado con las espinas.

¿Qué cantidad de pescado dar a niños y niñas?

Durante los 2-3 primeros años se aconseja ir aumentando la cantidad de pescado de 30 a 50 gramos. Primero se servirá el pescado hervido, asado o a la plancha, y triturado con el puré de verduras y patata o sémola, 2 ó 3 veces a la semana hasta que el bebé cumpla los 12 meses.

A partir del año, se puede incrementar esta cantidad a 80 gramos y cuando el niño o la niña vaya a la escuela, puede tomar de 100 a 120 gramos. No obstante, estas cantidades son orientativas porque el aporte de cada alimento se debe adaptar a la edad, el peso, la actividad física y el estado de salud de cada individuo. A veces se sobreestima la necesidad de alimentos ricos en proteínas, actitud basada en la idea de que este nutriente es necesario para el crecimiento y desarrollo del niño. No obstante, el crecimiento a partir del año de edad y hasta los 3-4 años se hace más lento y progresivo respecto al primer año de vida. Por ello, no conviene abusar de la carne, el pescado y los huevos, y sí combinar cantidades más pequeñas de estos alimentos con vegetales (arroz, pasta, patatas, legumbres, verduras y hortalizas).

OTORGAR PROTAGONISMO AL PESCADO EN LA DIETA INFANTIL DIARIA

Pescado sin espinas
Las espinas del pescado pueden suponer un peligro para los más pequeños y existe miedo a que se las traguen o se atraganten con ellas. La solución a este inconveniente es sencilla: ofrecer el pescado en filetes o lomos sin espinas, en lugar de rodajas, hasta que sean más conscientes de lo que están comiendo. La oferta de estas presentaciones sin espina es muy grande, sobre todo en pescado congelado (merluza, halibut, lenguado, emperador, colas de rape...), aunque también se puede pedir que éstos mismos y otros más (perca, mero, rape, atún, bonito, chicharro...) los limpien en la pescadería.

Variar la elaboración
A los niños y niñas les resulta monótono y aburrido comer pescado porque se prepara o se condimenta siempre de la misma manera (frito, rebozado o empanado). La alternativa para que ésta no sea la razón de su rechazo es sencilla: cambiar la preparación, la condimentación y la guarnición que acompaña al pescado; cocinarlo de forma que les resulte apetecible. Empanadillas, croquetas, buñuelos, albóndigas, pizzas, flanes de pescado, lasaña o canelones, en tortilla, con salsas diversas, con patatas, acompañado de verduras, frito, a la plancha, al horno, a la parrilla, relleno... Con una pizca de ingenio, un pescado se puede convertir en un plato muy apetitoso.

Disimular el sabor del pescado
Es un tópico afirmar que a muchos niños y niñas no les gusta el pescado, cuando puede ser todo lo contrario. Bien es cierto que hay quienes lo rechazan porque lo encuentran muy insípido comparado con otros alimentos, mientras que a otros niños y niñas el sabor y el olor de algunos pescados, sobre todo los azules, les resulta muy fuerte.

Para evitar caer en la monotonía de ofrecer siempre los mismos pescados, hay trucos que pueden solucionar este inconveniente. Macerar los pescados con limón, aceite y hierbas aromáticas, acompañarlos de salsas diversas y de guarniciones de verduras y hortalizas, patatas o arroz, son maneras prácticas y sencillas de cambiar el sabor del plato.

Si se cocina hervido o a la plancha, el sabor y olor a pescado está más marcado, por lo que se puede atenuar o disimular su sabor sin ocultarlo del todo, de manera que el niño o la niña vaya identificando y conociendo los sabores de los alimentos que come. Con el acompañamiento de distintas salsas (bechamel, mayonesa, salsa rosa, salsa verde...) y las diferentes formas de preparación (horno, papillote, escabeche, rebozado, empanado...) se suaviza su sabor.

Platos de pescado que "llenen"

El tipo de proteína característica de los pescados, distinta a la de las carnes, hace que los primeros sean, en general, más fáciles de digerir. Eso es lo que provoca que los niños y niñas con más apetito noten el estómago "vacío" a las pocas horas de comer pescado. Aunque esta sensación depende del contenido en grasa del pescado (los azules tienen más grasa y su digestión es más lenta), de la forma de cocinado y de cuál sea su acompañamiento.

Un pescado al horno o guisado y acompañado de patatas, guisantes o arroz, como puede ser un chicharro o jurel al horno con cebolla y patatas panadera, "llena" tanto o más que un filete con patatas.

Aprovechar la oferta ilimitada de pescados
Es frecuente que en la familia o en el colegio se tenga la costumbre de comer sólo 2 ó 3 especies de pescado (merluza, lenguado y sardinas, por ejemplo), y además se cocinan de la misma forma e incluso los mismos días de la semana, lo que puede resultar muy monótono y aburrido para los niños y niñas.

La clave para evitar este problema es ofrecerles desde muy pronto una dieta variada, y de esta manera se está educando su gusto y es más fácil que acepten un mayor número de alimentos. Respecto al pescado y al marisco, la oferta de estos alimentos es muy extensa, como lo es su forma de presentación (fresco, congelado, enlatado, precocinado) y de preparación. La cuestión es probar con distintas especies, encontrar las que más gusten y aprovechar las ofertas de pescado de cada temporada.

¿Pescado fresco, congelado o en conserva?

Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, los alimentos congelados son muy nutritivos porque la congelación no altera sus cualidades. Además, el pescado congelado se conserva en perfecto estado durante más tiempo que el fresco, que se estropea rápidamente. Por tanto, si no se va a consumir el pescado de inmediato, es preferible comprarlo congelado o congelarlo si se adquiere fresco. Además, por lo general el pescado congelado es más barato que el fresco y no tiene desperdicio, está limpio de espinas y sin piel, una ventaja para ofrecérselo a los niños y a las niñas. La oferta es muy variada; merluza, emperador, rape, bacalao, halibut, lenguado, congrio... al igual que la presentación (filetes, ruedas, lomos, troncos, colas, varitas).

Las conservas de pescado son otra opción para hacer más variada la dieta de los más pequeños y se pueden añadir a ensaladas, pizzas, empanadas. También sirven para elaborar ricos bocadillos (de atún, de anchoas o de sardinas), o como ingrediente de platos de arroz o pasta (macarrones, canelones o lasaña). Mantienen muchos nutrientes del pescado fresco como las proteínas de alto valor biológico y las grasas. Hay que tener en cuenta el tipo de conserva; si es "en aceite", "en escabeche" o "al natural", lo que afecta a su valor energético, a la cantidad y calidad de la grasa y también a su sabor.

MANERAS ATRACTIVAS DE COCINAR PESCADO

Sopas de pescado
El pescado que sirve como ingrediente para el cocido proporciona al caldo, sabor y muchos nutrientes.

Una sopa de pescado caliente entona el cuerpo, y puede resultar interesante cuando el niño o la niña llega a casa destemplado o inapetente. Para que sea un plato energético, se le puede agregar pasta fina (fideos, estrellas...), arroz, sémola o patata cocida, pescado desmenuzado.

Primeros platos con pescado "consistentes"
Paella con congrio, rape y gambas; arroz con chipirones; macarrones con sardinas y tomate, espaguetis con atún; lasaña de bonito; patatas con bonito (marmitako)... Estos son algunos nombres de recetas que forman parte de una lista innumerable de platos en los que con la combinación de vegetales y productos de mar se consigue un plato consistente, nutritivo y equilibrado. Con ellos se vincula el pescado a otros alimentos muy estimados por los niños y niñas, como la pasta, el arroz o las patatas.

Ensaladas, ensaladillas
El atún o el bonito en conserva mezclado con las ensaladas es algo a lo que muchos niños y niñas ya están acostumbrados. Esto mismo se puede hacer con el resto de conservas (anchoas, sardinas) y crear ensaladas variadas con distintos sabores. Se pueden ofrecer conservas de marisco (pulpo, mejillones, berberechos...), en ensalada o como aperitivo. O se pueden presentar en forma de brocheta para que comer pescado les resulte más divertido. Por ejemplo: brocheta de langostinos, pulpo y tomates cherry.

Flanes de pescado
Una manera original de comer este alimento. Se pueden servir fríos o calientes, y combinan muy bien con verduras, con lo que se crean platos más variados, vistosos, sabrosos y nutritivos. Algunas sugerencias: flan frío de espárragps y gambas, budín de cabracho, pastel de salmón... y más que pueden encontrar en esta guía.

Relleno de platos: pimientos, croquetas, empanadillas, huevos
Una manera de aprovechar restos de comida o de incluir el pescado y disimular su sabor. Se varía el menú y la presentación de los platos, y se consigue lo que se pretende: que los niños y niñas coman pescado y se acostumbren a su sabor. Se puede hacer más cantidad y se congela, lo que ayuda improvisar una comida o una cena.

En tortilla
Las tortillas o los revueltos que llevan pescado resultan sabrosos y muy nutritivos.

Tortilla de bacalao, revuelto de ajos frescos o espinacas y gambas, de atún, de sardinas o de anchoas... son algunas de las sugerencias que se brindan para comidas o cenas.

En bocadillo
Los embutidos son uno de los alimentos que los niños toman con más frecuencia en bocadillo y la bollería también está a la orden del día. Así que una alternativa muy nutritiva, más saludable, y que les puede resultar deliciosa es preparar bocadillos con pescados en conserva, como, por ejemplo, bocadillo de atún o bonito y rodajas de tomate; de atún y queso; de sardinas y unas gotas de aceite o un poco de mantequilla; de anchoas y queso; vegetal con atún o anchoas; de salmón ahumado con queso a las finas hierbas; de paté de atún; de mojama... El gusto es educable, así que nunca es tarde para probar nuevos sabores. ¡Sorpréndeles!

Pizzas caseras
Incluir trozos pequeños de pescado como un ingrediente más de las pizzas, tan apreciadas por los más pequeños, es una manera más de fomentar el consumo de este alimento. Se puede emplear pescado en conserva, ahumado, congelado o cocinado a la plancha. Si se combina con vegetales resulta un plato muy completo y equilibrado. Pizza de atún, con sardinas o anchoas, con salmón ahumado, marinera (trozos de rape, gambas y palitos de cangrejo)... son algunas de las opciones.