La carne de cerdo (o carne de porcino) es una de las carnes más consumidas en el mundo, aunque se considera un alimento prohibido en algunas religiones, como la judía o la islámica. Actualmente existen más de 100 razas distintas de cerdo doméstico, aunque hay algunas autóctonas de ciertas zonas.
El cerdo fue domesticado hace unos 5.000 años, probablemente debido a que crecen y maduran con rapidez (tienen un periodo de gestación de 4 meses), son omnívoros y se aprovecha prácticamente todo:
- Piel: se utiliza para la fabricación de calzado, maletas y guantes. En algunas localidades se elaboran los populares "chicharrones", que son pequeños trozos de piel con carne fritos en aceite vegetal.
- Cerdas: se utilizan en los cepillos.
- Patas traseras: son la materia prima para elaborar el sabroso jamón.
Tipos
La carne y productos derivados del cerdo son alimentos muy arraigados en la alimentación española, debido a la tradición de la "matanza" realizada en muchos puntos de la geografía española, que consiste en matar un cerdo entre noviembre y enero con el fin de obtener carne para el consumo y aprovechar el resto para la elaboración de embutidos y derivados como el chorizo, bacon, morcilla, tocino...
Se sacrifica al cerdo alrededor de los 10 meses, cuando pesa entre 100 y 150 kilos. Muy preciado es el cerdo ibérico, cerdo autóctono de la península ibérica que, según el tipo de crianza, recibe distintos nombres.
- Cerdo de pienso: Come hierba, rastrojo y pienso.
- Cerdo de recebo: Come hierba, rastrojo, pienso y bellota.
- Cerdo de bellota: Come hierba, rastrojo, pienso y bellota, ésta última en mayor proporción que el de recebo.
También reciben diferentes nombres en función de la edad:
- Cochinillo o lechazo: Es el cerdo de pocas semanas, que no llega a los 4 kilos, y que se alimenta de la leche materna.
- Lechón: Es el cerdo de pocos meses, que todavía mama. Pesa, más o menos, el doble que el cochinillo.
- Cochino: es el cerdo que ha sido cebado para la matanza.
- Verraco: es el cerdo macho destinado a la reproducción.
Las partes
La presentación de la canal del cerdo incluye cabeza, patas y piel.
Cabeza: el cerdo es el animal que más y mejor se aprovecha. Tanto es así que todas las partes de su testa se pueden cocinar. Por ejemplo, la oreja es excelente a la plancha como tapa y también para darle 'sustancia' a determinados guisos. La careta y el morro se preparan de manera similar a la oreja. Asimismo, las áreas gelatinosas de la cabeza se utilizan para hacer un fiambre llamado cabeza de jabalí. Mención aparte merecen los productos de casquería como los sesos o la lengua, también muy sabrosos para la gastronomía popular.
Papada: una buena fuente de tocino. También se utiliza para preparar gelatinas cárnicas.
Aguja: se considera de 2ª categoría. Se vende entera para asar, pero lo más común es adquirirla en chuletas, para freír. Es muy magra.
Paleta o paletilla: también de 2ª, esta parte se corresponde con el muslo de la extremidad delantera. Se vende picada (para hacer hamburguesas) o cocida (que al corte se usa para elaborar sándwiches), aunque también se comercializa en trozos para hacer pinchos o estofados, así como en filetes, para acompañar con salsas o simplemente con ajo y perejil.
Codillo: corresponde a la parte central (articulación) de las extremidades delanteras. Se suele hacer asado y tiene una larga tradición gastronómica en muchos países, incluido España.
Manitas: también muy populares en la cocina tradicional. Se cocinan fritas o en salsa.
Panceta: es una de las zonas más grasas del cerdo, esencial en charcutería. Para hacer barbacoas es deliciosa, así como frita, para saltear, o como ingrediente de un relleno. La grasa que desprende es única para darle contundencia a más de un guiso tradicional (fabada, lentejas, judías, estofados, etc). Asimismo, del tocino se obtiene la manteca de cerdo.
Chuletas: de la parte media del lomo salen estas ricas chuletas de palo consideradas de 1ª categoría. Se pueden freír, hacer en salsa o a la parrilla.
Lomo: de aquí se obtiene lo más magro del cerdo. Se puede asar, rellenar y estofar. También nos encontramos aquí el solomillo, piezas exquisitas y muy jugosas, que se comen normalmente en escalopes y que admiten todo tipo de salsas (vino, frutas, roquefort…). La carne que se obtiene de esta zona se considera clase extra. También de aquí procede la cinta de lomo (que se compra en carnicerías, fresca o adobada) y el lomo curado o embuchado (de venta en charcuterías).
Jamón: se considera carne de 1ª categoría. Se corresponde con los muslos de las extremidades traseras y en España su destino más habitual es para elaborar jamón curado. También es muy requerido el jamón cocido (o de york).
Nutricionalmente
La carne de cerdo, aporta una media de 18-20 gramos de proteína por 100 gramos de producto. El contenido proteico varia principalmente, según la especie, la edad y la parte de la canal de donde proceda.
La grasa es el componente más variable, pues depende de la especie, raza, sexo, edad, corte de la carne, pieza que se consuma y de la alimentación que ha tenido el animal. La carne de cerdo contiene ácidos grasos saturados, poco saludables al estar implicados directamente en el aumento de colesterol en sangre. También contiene ácidos grasos monoinsaturados (grasa buena) y en proporción superior al resto de carnes.
Además, hay que tener en cuenta que cerca del 70 % de la grasa del cerdo está por debajo de la piel, por lo que, el carnicero o el propio consumidor puede eliminarla fácilmente.
Por su moderado contenido graso, tendrá que ser tenida en cuenta en caso de obesidad, patología cardiovascular y alteraciones lipídicas (colesterol o triglicéridos elevados en sangre).
Para explicar en la medida que afecta la alimentación que se le ha dado al cerdo, en su composición grasa, tenemos al cerdo de raza ibérica. Es alimentado en su fase de cebo en la dehesa con bellotas y pasto de montanera (monte bajo). Las bellotas son alimentos ricos en grasas insaturadas (grasa buena), por lo que la carne de estos cerdos tiene mayor proporción de ácidos grasos monoinsaturados, sobre todo oleico, llegando a superar el 50 %. Este ácido graso, componente mayoritario del aceite de oliva ha llevado a que al cerdo ibérico se le considere un "olivo con patas". Por esta razón, en esta carne los ácidos grasos saturados representan un porcentaje menor con respecto a otras carnes.
Los cerdos de raza blanca, también pueden variar su proporción de grasas si se les alimenta con maíz o soja, ambos, ricos en grasas insaturadas.
La carne magra de cerdo contiene una cantidad moderada de colesterol, entre 60 y 80 mg por 100 g de producto fresco. Las vísceras o despojos (hígado, riñones, sesos), sin embargo, aportan entre 300 y 400 mg por 100 g.
En cuanto a minerales, destacan el zinc, fósforo, sodio, potasio y el hierro, en forma de hierro hemo, que se absorbe fácilmente. Los despojos contienen más hierro pero también más colesterol. La carne (tejido muscular), contiene unos 40 a 70 mg de sodio en 100 g de producto fresco, frente a los 200 mg/100 g de la sangre, ingrediente principal de las morcillas; lo que ha de ser considerado en caso de hipertensión arterial.
Esta carne no aporta vitaminas liposolubles, a excepción del hígado, rico en vitaminas A y D; pero es fuente importante de vitaminas del complejo B, excepto ácido fólico. Tiene de 8 a 10 veces más tiamina o vitamina B1 que el resto de carnes, y por supuesto, vitamina B12, (sobre todo el hígado y el riñón), que no se encuentra disponible en alimentos vegetales. Además, la carne de cerdo es una de la que menos cantidad de bases púricas contiene. Estas sustancias dan lugar al ácido úrico, elemento restringido en personas que padecen gota.
Criterios de calidad en la compra:
La calidad de la carne depende de sus propiedades organolépticas de sabor, terneza, color?, siendo la misma para las diferentes partes del mismo animal y variando según la edad, la raza, el sexo y condiciones de cría.
Sea cual sea su calidad, la parte trasera es de primera categoría, rica en proteínas de buen valor biológico; adecuada para asar ya que es menos grasa y más digestiva. Las piezas delanteras son de segunda y tercera categoría y precisan una cocción prolongada para que sean más tiernas. Contienen proteínas que forman el tejido conjuntivo (colágeno), que aumenta con la edad del animal. El colágeno forma parte de piel, huesos, tendones, ligamentos y por acción del calor se transforma en gelatina.
Conservación y manipulación higiénicas:
En las piezas enteras la superficie en contacto con el aire es menor que en filetes o carne picada y por tanto la conservación es más fácil. Requiere una refrigeración apropiada para impedir su deterioro.
Nada más comprarla la podemos conservar en:
La parte más fría de la nevera entre 3 y 5 días; en recipientes provistos de una rejilla para aislarla del jugo que desprende.
Un congelador que alcance los -18ºC, trozos grandes y pequeños de cerdo (3-4 meses); picadillo y salchichas frescas (1 mes).
Compre la carne picada justo antes de volver a casa. Consúmala como máximo en dos días, manteniéndola en la nevera.
La descongelación se hace en la parte menos fría de la nevera o en el microondas. Una vez descongelada, nunca se debe volver a congelar.
Para evitar riesgos de contaminación, no manipule al mismo tiempo carne cruda y cocinada, ni emplee los mismos utensilios.